DISTINGUIDOS INTEGRANTES DEL PRESIDIUM.
HONORABLE CABILDO DE LA CIUDAD DE SAN LUIS POTOSÍ.
Recordar este día, en esta Plaza, y ante todos ustedes un aniversario más de la Fundación de nuestra amada ciudad, es uno de los más altos honores de mi vida.
Sobre todo, porque todas y todos los presentes, estamos muy orgullosos de nuestra cuna y porque, en la tierra que cobija este cielo, ocurre todo lo que creemos, todo lo que amamos, todo lo que pensamos y todo lo que somos.
Esta es la Capital del SÍ.
El lugar en el que trabajamos muy duro, para que nuestros sueños SÍ puedan hacerse realidad.
Hoy es un gran momento, para recordar a aquellos hombres y a aquellas mujeres que vislumbraron en el horizonte de la historia, el surgimiento de una casa común, de un proyecto colectivo y de una identidad compartida.
Un día como hoy, hace 429 años, nació la actual Patria chica de casi 850 mil seres humanos, a quienes los une un origen común, pero, sobre todo, el orgullo de ser potosinos.
Quien diría que después de aquel acto fundacional del Capitán Miguel Caldera, vendría la génesis de un pueblo que valora como pocos el derecho a vivir en paz, que atesora el trabajo fecundo y creador, y al que le enorgullece la virtud de vivir con dignidad y la justa compensación del esfuerzo honesto.
Quien diría que la bondad y humanidad de Fray Diego de la Magdalena haría nacer un pueblo con una enorme fortaleza espiritual, al que no lo vencen las dificultades; un pueblo creyente y practicante de múltiples valores; un pueblo que atesora sus tradiciones y lleva en la memoria a quienes le dieron grandeza y esperanza.
Y quien diría, que los primeros arrojos de Juan de Oñate, serían los cimientos de una sociedad que valora la cultura y la civilidad; que lucha por el ejercicio de sus libertades; y que exige buenos gobiernos porque es una sociedad de mujeres y hombres dignos, libres y comprometidos.
A veces pienso que si la Ciudad de San Luis Potosí fuera una persona, tendría el rostro indomable de Dolores Jiménez y Muro; el pensamiento deslumbrante de Ponciano Arriaga; el corazón anhelante de Rafael Nieto; la inspiración patriótica de Francisco González Bocanegra; y el espíritu íntegro de Antonio Rocha Cordero, tantas y tantas virtudes de las que nuestros próceres han hecho gala a lo largo de la historia y que hoy forman valores que están enraizados en la conciencia de las familias potosinas.
Estoy convencido de que no podríamos hacer mejor homenaje a nuestra muy querida ciudad, que vivir a San Luis Potosí en el ejercicio responsable de nuestros derechos y en el recto cumplimiento de nuestras obligaciones, independientemente de la naturaleza de nuestras responsabilidades y de nuestras pertenencias ideológicas.
Construyamos una ciudad a la altura de esos hombres y mujeres que se atrevieron a creer en un mejor mañana para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
No nos permitamos la afrenta de no intentarlo.
No desfallezcamos en la lucha por hacer una realidad inobjetable el Estado de Derecho, Justo, Democrático y Libre que anhelamos y nos merecemos todos.
San Luis Potosí hoy avanza firme y decidido a la conquista de un mejor futuro. Para lograrlo, contamos con el recurso más valioso: la unidad y la fuerza de nuestra gente. Ahí radica el poder del SÍ.
Esos son los principios básicos que sustentan el alma potosina y su palpitar cotidiano, el aliento de nuestra primera energía y el vigor que nos ha permitido enfrentar y vencer todos los desafíos.
En el cuatrocientos veintinueve aniversario de la Fundación de la Ciudad, ratificamos nuestro orgullo de ser potosinos y de ser mexicanos, porque cada vez que esa bandera ondee soberana ante nosotros, recordaremos que en su centro se dibujan los trazos vehementes de Francisco Eppens Helguera, es decir, un águila sin miedo, devorando a la serpiente de nuestras adversidades.
Cada día, tenemos una nueva oportunidad para reflexionar sobre lo que debemos hacer para cumplir cabalmente con nuestro país, con nuestro estado y con nuestra ciudad.
En la escuela, en la familia, en el trabajo, en la comunidad de la que formemos parte, esa bandera que tanto nos dice con su silencio que rompe el aire, nos estremecerá la conciencia diciéndonos: que la grandeza de la Patria se construye, a partir de la grandeza de los actos de sus hijos.
¡Que viva la Capital del Sí!
¡Que viva la Ciudad de San Luis Potosí!
MUCHAS GRACIAS.
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