A fines del siglo XIX, los dueños de las haciendas aprovechaban la tecnología, el agua y las vías de comunicación para diversificar sus actividades, aumentar su producción y sacar mayores beneficios; lo cual les permitió sobrevivir pese a las dificultades propias del campo y las recurrentes crisis económicas.
La concentración y lucha por la tierra por parte de campesinos y jornaleros son procesos que tuvieron mayor énfasis a partir de la revolución buscando la mejora para quienes las trabajaban, consiguiendo una reforma agraria que al paso de las décadas no ha logrado los resultados que se esperaban.
La ex hacienda La Parada, viniendo de la concentración de riqueza en la zona de una familia, ahora, en manos de ejidatarios, busca mantenerse de pie, a pesar del tiempo y las circunstancias.
Fotografía de Edgardo Ruiz
Año 2019
Texto. Meche Joss
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