El confinamiento y la pandemia por el Covid-19 generan diversos estados de ánimo, una gran cantidad de pensamientos y puede suceder que se dé un proceso de duelo que apenas es notorio y muchas veces es vivido sin conciencia de lo que está sucediendo, por lo que el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), subrayó que la resiliencia, entendida como la capacidad de sobreponerse a situaciones difíciles, es de gran ayuda en la vida de las personas.
El proceso de duelo tiene varias etapas. La primera es la negación, se decide restar importancia al problema y se intenta hacer la vida normal, para ocultar la angustia ocasionada por esta situación extraordinaria, que nunca se había vivido en esta magnitud.
En la segunda etapa se presentan el enojo y la culpa, con pensamientos negativos que ocasionan angustia, rencor y posibles agresiones hacia sí mismo o hacia los demás. La tercera etapa es la de negociación, en donde se aceptan las disposiciones preventivas necesarias para el autocuidado, así como proteger a familiares y seres queridos, y toda la comunidad.
La cuarta etapa es la tristeza y el dolor por lo que perdimos: la movilidad, la posibilidad de estar físicamente cerca de nuestras familias y amistades, la libertad de salir a otros lugares, entre otras. Se refiere también a la pérdida, o a la posibilidad de perder seres queridos, así como la incertidumbre de no saber cómo seguirá desarrollándose la pandemia.
Así pasamos por estas diferentes etapas una y otra vez hasta que finaliza la situación y poco a poco se vuelve a la normalidad, sin embargo, es importante estar atento al posible estrés post-traumático.
Debido al período de aislamiento las personas se aburren, se sienten solas, en desequilibrio, ya que se rompió su rutina. Otros efectos pueden ser alteración del sueño, de la alimentación, del estado de ánimo, incluso beber alcohol u consumir drogas.
Precisamente la resiliencia es hacer uso de los recursos emocionales y conductuales, para llevar la situación de la mejor manera y tener certeza de que todo se mantendrá bien, a pesar de las dificultades o el dolor.
Para enfrentar de manera saludable la situación, es importante mantener el equilibrio. Entre las recomendaciones está evitar leer o escuchar sólo noticias catastróficas que ocasionan ansiedad o angustia y recurrir a fuentes de información oficial o de autoridades reconocidas.
Es fundamental mantener las rutinas de sueño y alimentación; bañarse, vestirse de forma normal, arreglarse y hacer rutinas de trabajo y/o de aprendizaje; hacer ejercicio físico; acceder a la luz solar, siempre que sea posible; alimentarse adecuadamente; mantener comunicación con sus seres queridos por vía electrónica; platicar con personas de confianza sobre cómo te sientes; darse la oportunidad de vivir el proceso de duelo y aceptar las emociones que se presenten.
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