Revelan testimonios de abusos contra migrantes centroamericanos en San Luis
Una mujer y un hombre centroamericanos relataron a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) crudas experiencias de secuestro, abuso sexual y extorsión a su paso por San Luis Potosí, en la que habrían participado delincuentes y presuntos policías.
Uno de los testimonios de una mujer de Honduras, ubica el sitio de la agresión en Vanegas. Además, señala a presuntos policías y a otros presuntos funcionarios como los agresores sexuales, en hechos ocurridos en 2019.
El testimonio fue recabado por la CNDH en Santa Catarina, Nuevo León.
El otro caso, también ocurrido en 2019, es el de un nicaragüense "levantado" al ingresar a territorio potosino, sin que pudiera precisar el municipio. Denunció que fue presionado para que les pasara números celulares de parientes en su país para extorsionarlos. Por negarse, le cortaron un dedo.
Con autorización del portal Animal Político, se reproducen ambos testimonios.
Violación tumultuaria
"Tuve que huir de mi país con seis meses de embarazo porque el marero con el que vivía ya tenía vendido a mi hijo cuando naciera.
Llegando al municipio de Vanegas, cerca de San Luis Potosí, unos policías municipales subieron al camión donde viajaba y me quitaron el dinero. Después me entregaron a otras personas con uniforme oscuro con un mapa de México en la parte alta de la manga. Ellos me llevaron a otro lugar donde había otras ocho mujeres. Supe que era un secuestro porque nos obligaban a hablarles a nuestros familiares y a pedir dinero por nuestras vidas.
Practicaban el snuff: violaban a una entre todos mientras la acuchillaban. Yo recuerdo ver pedazos de cuerpos y a ellos masturbándose. Nos pegaban y violaban en repetidas ocasiones. Ya no recuerdo cuántas veces ni cuántos me violaron porque casi siempre me desmayaba. Les imploraba para que pararan, pero no servía de nada. Al contrario, me hacían más daño. Me decían que me matarían si gritaba.
Enfrente de mí mataron a algunas mujeres. Nos trataban como si fuéramos sus juguetes eróticos. Por mí pagaron 850 dólares.
Por las armas y las claves que utilizaban para hablar, casi puedo asegurar que eran policías los que me secuestraron. Salí de ahí totalmente perdida, humillada, golpeada, hinchada y desmoralizada. Tuve que acogerme a un programa de protección de víctimas. He tardado mucho en poder recuperar mi vida.
Me toco´ recorrer mucho y vivir muy malas experiencias en México. Mi hija tuvo que nacer en México, y nació bien gracias a los cuidados que me dieron en el albergue", concluyó.
Amputado
"Salí de mi país, Nicaragua, porque quería llegar a Estados Unidos para buscar el famoso sueño americano.
En noviembre del 2018 entré a México por el río Suchiate (Chiapas). Viajé a veces en tren, otras en bus y también caminé mucho. Así logré llegar hasta San Luis Potosí.
En ese lugar fui secuestrado por un grupo de cuatro personas armadas. Me llevaron a una casa donde había otros tres hombres, dos mujeres y un niño. A todos nos preguntaron si teníamos familiares para pedir rescate. Como les dije que no, me mandaron a otro cuarto con otros que estaban igual que yo.
Me torturaron para que hablara y les diera el número de un familiar. Pero no lo hice porque mi única familia es mi esposa y mis dos hijos que están en Nicaragua. Y ellos no tienen dinero. Por eso me voy a los Estados Unidos. Así que, como no hablé, me cortaron el dedo meñique de la mano derecha.
Después de cinco días de estar encerrado, una noche, mientras los cuidadores estaban distraídos golpeando a los nuevos, logré escaparme con otros tres migrantes. Corrimos hasta que amaneció y llegamos a una ranchería donde nos regalaron agua y comida.
Decidimos no denunciar porque temíamos por nuestras vidas, así que avanzamos rumbo a Tamaulipas, hasta que en el trayecto nos agarró migración. A mí me regresó a mi país. Sin embargo, aquí ando de nuevo. Haciendo la lucha otra vez".
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