“Gracias” a Olguita, las mañaneras han quedado desacreditadas. Y, el colmo, quien hizo la hazaña fue un miembro de la propia 4T.
...al fin ha llegado la hora cumplida,
la hora más triste... El último ¡adiós!
ya nunca en la vida, gentil compañero,
ya nunca volvemos a vernos los dos;
por eso es tan triste mi acento postrero...
Carolina Coronado
Nada ha cambiado y sin embargo todo existe de otra manera.
Jean-Paul Sartre
Tres días ha estado la secretaria de Gobernación a cargo de las mañaneras y muchas cosas han cobrado su verdadero peso y sentido. Sin las mañaneras y las giras del presidente AMLO, la 4T pierde su espina dorsal
El lunes, los reporteros hicieran ruido innecesario. Parte porque Olga Sánchez Cordero no supo dirigir la conferencia, pero otra parte porque Jesús Ramírez no controló el desgarriate.
Craso error por partida doble. Primero, siendo él coordinador de medios de la 4T, pareciera que él tampoco pudo mantener el orden. En segundo término, olvidó que hay ciertas cosas que Olga no toleraría tan fácilmente.
Así después de esta experiencia, Sánchez Cordero se cobró la factura: cambió las formas de “la criatura”. Lo principal es que pidió hablar con los diarios, ‘la prensa seria’.
Probablemente la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia recordó que existen periodistas serios. De hecho, pidió de forma directa: “¿Alguien del Reforma o El Universal?, también para que podamos tener aquí a los diarios más importantes.”
“Irreverente”, máxime cuando López Obrador ha tildado a dichos diarios de ‘pasquines inmundos’ y ‘hampas del periodismo’.
De forma elegante, quizá inocente, Olga Sánchez Cordero está desacreditando a las mañaneras. Tal vez lo esté gozando, mientras que Presidencia y su vocería probablemente estén furiosos. Y es que lo que muchos suponían, quedó demostrado con la ex magistrada: las mañaneras son el lugar donde, muchas veces no con base en verdades, López Obrador forja su gobierno, y no queda mucho que presumir o enseñar cuando se pide hablar con los diarios ‘más importantes’...
Olga Sánchez también desplomó los ratings de las mañanera; obvio no es AMLO. Pero ello también ha pasado a señalar la vacuidad del formato: el prestidigitador enamora a las cámaras y a los seudoperiodistas. En otras palabras, si se tuvieran datos duros, no importaría quién los diera.
Por supuesto que, cuando regrese Andrés Manuel, volveremos a escuchar hablar sobre los pasquines, las mafias y las estampitas que perdieron su poder. Escucharemos decir que López Obrador parece superhéroe (el covid obvio lo mejoraría) y que los opositores estaban contando con que él no se recuperara. Total, que las mañaneras volverán a ser como siempre tan pronto regrese el creador del concepto. ¿O no?...
“Gracias” a Olguita, las mañaneras han quedado desacreditadas. Y, el colmo, quien hizo la hazaña fue un miembro de la propia 4T.
No importa lo que suceda después, las mañaneras han quedado dañadas irremediablemente. La titular de Gobernación evidenció que es más adecuado que medios importantes con cobertura y lectores a nivel nacional participen; los de una trayectoria profesional y no están dispuestos a ser paleros del régimen.
La mañanera ha sido deformada (tal vez con ese propósito fue creada) para ser una conferencia de activistas y paleros. Y pedir que los diarios importantes pregunten, desmontó de un solo plumazo (de una gansita desmañanada) la artimaña diaria.
Queriendo contrarrestar lo anterior, ayer la maquinaria oficial —misma que oficialmente no existe— difundió un análisis que muestra que los comentarios en Twitter deseándole salud y pronta recuperación a López Obrador era una cantidad mucho mayor a los comentarios negativos (algo así como 830 mil opiniones positivas contra 99 mil negativas). La 4T insiste en no querer ver que en general se puede estar de acuerdo o no con las políticas de la actual administración, pero eso no es sinónimo de querer desear el mal ni al líder de la nación ni al país.
Palabras sin hechos equivalen a no poseer nada. Olga lo ha demostrado.
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