Qué cortedad de miras la de quienes solo ven un show mediático en el proceso iniciado contra Emilio Lozoya Austin. ¿De verdad no alcanzan a ver que lo que resulte de él, bien podría marcar un antes y un después en el combate a la corrupción pública-privada que históricamente ha carcomido al país?
Acaso sea miopía o negación, quizás escepticismo respecto a la posibilidad, ahora más real que nunca, de desterrar los pactos de impunidad con que hemos transitado de un gobierno a otro; o tal vez sea la incredulidad de que, ahora sí, dos expresidentes respondan ante la justicia sobre los latrocinios diversos en que se les implica, lo que por sí solo sería un flechazo al corazón de un sistema político sustentado en transas y complicidades.
¿Se trata de cortinas de humo como aseveran los adversarios políticos de AMLO?
Ese término aplicó correctamente en innumerables casos de corrupción: Alfredo Ríos Camarena y Félix Barra García en los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo; Jorge Díaz Serrano en el de Miguel de la Madrid; los banqueros Ángel Isidoro Rodríguez “El Divino”, Carlos Cabal Peniche y Gerardo de Prevoisin tras las privatizaciones del de Salinas de Gortari; su hermano incómodo, Raúl, en el de Ernesto Zedillo; Gastón Azcárraga en los de Fox y Calderón; y Elba Esther Gordillo, Javier Duarte y Roberto Borge en el de Peña Nieto.
Todos esos personajes pagaron con cárcel sus latrocinios. Muchos remontaron sus barrotes, sabedores de que así sería mientras no involucraran a quienes, por encima de ellos, operaban la intrincada red de complicidades que ha saqueado al país. Otros siguen en prisión, en espera del beneficio del pacto de silencio, la famosa omertá de la mafia internacional.
Esas sí fueron cortinas de humo, no en el caso Lozoya, por lo visto hasta ahora. La diferencia es, precisamente, que el exdirector de Pemex aceptó no guardar un silencio cómplice y acusar —así sea para obtener reducción de condenas— a quienes se beneficiaron al más alto nivel de sus multimillonarias componendas.
¿Son, como dicen otros, distractores de los verdaderos problemas nacionales?
Las crisis sanitaria y económica son reales. La economía, cierto es, ya mostraba claras señales recesivas desde finales del año pasado, pero la brutal caída que hoy enfrenta es consecuencia incontrovertible de la pandemia. Nos ha golpeado como a casi todos los países, incluidos los desarrollados. Todos registrarán este año fuertes disminuciones de su producto interno bruto. Y sin asumir como consuelo de tontos ese mal de muchos, las consecuencias en contagios y muertes por el SARS-Cov2 medidos por millón de habitantes, están entre los rangos mundiales. De manera que los problemas ahí están y se atienden, sin que se dejen de señalar, por supuesto, los errores cometidos al gestionarlos.
¿Son, como dicen unos más, maniobras electorales de cara al proceso 2021?
Ningún gobierno, de los colores que sea, desaprovecharía, electoralmente hablando, lo que se vislumbra como el cumplimiento, aún inacabado, del compromiso asumido ante el votante, de atacar de frente a la corrupción. Y esta percepción popular se puede ver en recientes encuestas.
La de Consulta Mitofsky sobre aceptación ciudadana situó ayer a AMLO en 53.7%, valor superior al del 8 de mayo pasado, cuando inició una caída sensible en medio de las protestas feministas. Es claro que tras la denuncia de hechos en la que Lozoya imputó a Peña Nieto y a Calderón, la 4T ha impuesto su agenda anticorrupción.
La de Massive Caller sobre intención de voto por distrito federal electoral le da a Morena 40.02%, al PAN 24.28%, al PRI 11.82% y a México Libre 10.33%. Y en tres escenarios posibles, Morena mantendría la mayoría absoluta: Sin alianzas, 301 asientos; con alianzas similares a las de 2018, 332 (a solo uno de alcanzar la mayoría calificada); y con alianzas a favor y en contra del Presidente, 308.
La de Demoscopia Digital sobre elecciones estatales, le da el triunfo a Morena en 12 de las 15 gubernaturas en disputa: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. En Nuevo León aparecen empatados PRI, PAN y Morena; en Sinaloa, Morena y el PRI; y en Querétaro le da victoria al PAN.
AMLO y su gobierno, por otra parte, corren un grave riesgo si, como quieren ver sus adversarios, el caso Lozoya termina en show, cortina de humo, propaganda electoral o cualquier otra vacilada. Su desprestigio y debilitamiento sería enorme y sus consecuencias catastróficas para 2024.
Instantáneas:
1. ACLARACIÓN. El diputado federal Enrique Ochoa Reza aclara, en relación con lo escrito aquí en la entrega pasada, que no le tocó a él, como subsecretario de Energía, el inicio de operaciones en 2016 de la Planta Etileno XXI de Coatzacoalcos. En efecto, ese año ya había dejado el cargo y estaba por salir de la Comisión Federal de Electricidad para ser dirigente nacional del PRI.
2. GOBERNADORES. La más reciente encuesta de Mitofsky (Julio 2020) sobre el desempeño de los gobernadores, coloca como los mejor evaluados a Quirino Ordaz de Sinaloa, Mauricio Vila de Yucatán, Francisco Domínguez de Querétaro, Claudia Sheinbaum de la Ciudad de México y Carlos Mendoza de Baja California Sur, todos ellos colocados, junto con otros siete, en el porcentaje de acuerdo/sobresaliente. Mucho ha tenido que ver el manejo de la pandemia. Llama la atención el avance registrado en ese capítulo durante el mes de julio por cinco mandatarios estatales: el de Tlaxcala, Marco Mena; el de Oaxaca, Alejandro Murat; el de Sinaloa, Quirino Ordaz; el de Chihuahua, Javier Corral, y la de Sonora, Claudia Pavlovich, en ese orden.
3. INTERMINABLE DEBATE. Ayer rebasamos los 500 mil casos de Covid-19 a lo largo de cinco meses de pandemia. Me queda claro que los contagios son biológicos y las interpretaciones sobre la pandemia son políticos. No acabo de entender por qué el subsecretario Hugo López-Gatell y el presidente López Obrador se resisten a usar el cubrebocas. Serían ejemplo para su uso masivo entre la población que, según diversas fuentes científicas, ayudaría a cortar cadenas de contagio. López-Gatell ya había aceptado que su uso es recomendable como auxiliar de las medidas básicas de higiene para contrarrestar riesgos de contagio del SARS-Cov2. Pero no tardó en regresar al mensaje de que obligar al uso de cubrebocas es una violación a los derechos humanos. Para qué la señal contradictoria si ya es requisito para entrar a centros de trabajo, comercios y seguramente a las escuelas cuando los niños regresen a clases. Así que se lo pongan y ya. O será que de verdad escasean como denuncian médicos y enfermeras que están en la primera línea del combate a la pandemia.
4. BLOQUEOS. Se han cumplido diez días de bloqueos a vías ferroviarias de Sonora y a una de las más importantes carreteras internacionales procedentes de Estados Unidos. Los pueblos yaquis no obstante su reciente reunión con AMLO, retomaron e intensificaron esta protesta que impide el tránsito de materias primas y productos básicos, además de manufacturas de abastecimiento de diferentes líneas de producción. El bloqueo mantiene varados a casi dos mil carros de ferrocarril que transportan insumos vitales y materias primas como combustibles, químicos peligrosos y refacciones que por sus características solo pueden moverse en tren.
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@RaulRodriguezC
raulrodriguezcortes.com.mx
source https://sanluis.eluniversal.com.mx/content/amlo-pagara-caro-si-el-caso-lozoya-es-un-show
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